El conocimiento es infinito, no oculto, pero si reservado para aquellos que con afán desean conocer los misterios del universo, mismo universo en miniatura que esta en nuestro interior.

La mente es la capacidad de reconocer, de acumular conocimientos en
forma de memoria; es el resultado de siglos de humano esfuerzo, experiencia y conflicto y de las actuales experiencias individuales en
relación con el pasado y el futuro; es la capacidad de idear, de comunicar, de sentir, de pensar racional o irracionalmente.
Existe la mente que se siente afable, tranquila, serena, y también la brutal, implacable, altanera, arrogante, vana, que se halla en un estado de auto contradicción, empujada en distintas direcciones. Es la mente que dice: ‘Soy inglés’ o ‘norteamericano’ o ‘indio’.
Existe la mente subconsciente, lo profundo colectivo, lo heredado; y existe la mente superficial, que ha sido educada de acuerdo a una cierta técnica, a un código de conducta, acción y conocimiento.
Es la mente que busca, que solicita, que quiere permanencia, seguridad; la mente que vive de esperanza, pero que sólo conoce frustración, fracaso y desesperación; la mente que puede rememorar, recordar; la mente que es muy aguda, precisa; la que sabe lo que es amar y querer ser amado.